"Sólo es cuestión de averiguar qué necesitan".

Aunque la falta de vivienda es un reto para cualquiera, las personas con discapacidad intelectual y del desarrollo pueden ser especialmente vulnerables. Sin embargo, durante mucho tiempo ha existido una brecha entre los servicios para personas sin hogar y los servicios para personas con discapacidad intelectual y del desarrollo, lo que creaba dificultades para las personas con necesidades comunes.

Eso empezó a cambiar en 2022, cuando Takiah McCullough fue contratada como primera especialista en viviendas de apoyo del condado de Multnomah centrada en ayudar a personas con discapacidad intelectual y del desarrollo, una función que fue posible gracias a la financiación de la Medida de Servicios de Vivienda de Apoyo.

Para McCullough, que trabaja en la División de Discapacidad Intelectual y del Desarrollo del Departamento de Servicios Humanos del Condado, uno de los principales objetivos de su trabajo es el seguimiento de una lista de clientes que se autoidentificaron como personas con discapacidad intelectual o del desarrollo al solicitar una vivienda a través del sistema de acceso coordinado del Departamento de Servicios a los Sin Techo.

"Principalmente, mi trabajo consiste en revisar esa lista, ponerme en contacto con ellos, ver si están alojados, ver si necesitan alguna adaptación médica, ver si aún cumplen los requisitos para acceder a programas o servicios", explica McCullough.

"Si no pueden optar a determinados servicios, queremos ver que siguen conectados de algún modo y que no están simplemente perdidos", explica McCullough.

Aunque lleva menos de un año en el cargo, McCullough ya ha logrado un impacto positivo.

McCullough se puso en contacto con un cliente, Norm, cuando no tenía hogar y vivía en una tienda de campaña. Norm es una de las personas derivadas a McCullough porque se había autoidentificado como discapacitado intelectual o del desarrollo al solicitar el acceso coordinado.

"Takiah se puso en contacto conmigo por correo electrónico y no tardé en responder", afirma Norm. McCullough ayudó a Norm a trasladarse de su tienda de campaña a un motel de emergencia y luego a un refugio puente. En pocos meses, pudo mudarse a un apartamento de un dormitorio con la ayuda de McCullough.

"Puedo cerrar las puertas con llave", dice Norm. "Puedo dejar mis cosas como me parezca y no tengo que preocuparme de que alguien entre en mi sitio".

Antes de ponerse en contacto con McCullough, Norm dijo que no había conseguido ponerse en contacto con los recursos de vivienda. McCullough cambió eso para él. "Ha sido una bendición", dijo Norm.

McCullough también se pone en contacto con clientes que le han sido remitidos por otros organismos. En el caso de una clienta, Jennifer, McCullough se puso en contacto con ella tras enterarse de que había estado recibiendo servicios de la División de Discapacidad Intelectual y del Desarrollo, pero que la agencia había perdido el contacto con ella.

McCullough volvió a ponerse en contacto con la clienta y descubrió que vivía en una autocaravana que no funcionaba, en invierno, sin calefacción ni agua corriente. "Estaba aquí sola, sin apoyo", dice McCullough.

McCullough trabajó con Jennifer para inscribirla en las prestaciones de la Seguridad Social y asegurarse de que pudiera acceder a los servicios financiados por Medicaid disponibles para personas con discapacidad intelectual y del desarrollo. Al cabo de unos meses, Jennifer dejó de vivir en la calle y se trasladó a un hogar de acogida (Fremont Adult Care Home), donde ha permanecido desde entonces.

"Eso es algo de lo que estoy muy orgulloso", dijo McCullough. "Las personas con discapacidad intelectual y del desarrollo necesitan sentir que hay servicios ahí fuera que pueden ayudarles de verdad, que pueden apoyarles".